Mi Gato

 Hace años ya, casi ocho, al llegar de trabajar encontré una pequeña caja de color blanco. Cuando mire adentro de ella vi a dos hermosos y diminutos gatos. Fue amor a primera vista. El más pequeño fue llamado Tadeo(Lindoro) y su hermanita Greta(Rosina). Era lo más lindo que en toda mi vida me habían regalado.

Me conmovió hasta las lágrimas verlos y oírlos maullar. De inmediato todo se volvió investigación. Nunca había tenido gatos, a pesar de que desde niño quise uno a mi mamá no le gustaban ni un poquito. Ahora viendo hacia atrás recuerdo cada momento como si hubiese sido un instante, como si hubiese sido muy poco tiempo. Muy rápido notamos que no eran gatos comunes. Ellos habían nacido con una malformación en sus patitas delanteras que las torcía y solo se podían apoyar sobre los codos. Se caían y se golpeaban la carita. Eran niños llenos de energía y no podían caminar. Investigue y me di cuenta que a muchos gatos bebés les pasa eso. Les hice férulas y trate de dejar lo más rígidas sus patitas, en poco tiempo eran dos jóvenes gatos corriendo y persiguiendose por todas partes. Nunca salían de casa, les daba miedo, en especial a Tadeo Lindoro. Jugaban a esconderse y a sorprenderse, a romper muebles y a perseguir la luz láser roja. Les gustaba sentarse a ver la pecera por horas y procuraban estar muy abrigados cerca a nosotros. Desde pequeños buscaban estar sobre mis piernas y trataban de acicalarme todo el tiempo. Fueron tan pocos ocho años. 

El pasado 11 de enero de 2023, un día en el que muchos aún celebraban como un año nuevo, para mí fue un día triste. Mi Tadeo llevaba más de un mes luchando con todo su ser contra la enfermedad. A decir verdad parece que murió por más de una enfermedad virosa.

Esa parte de mi mundo se quebró. Murió en mis brazos mientras salíamos de la clínica veterinaria. Lo lleve cargado por más de dos horas. Caminé desde la clínica hasta la casa. Quería estar equivocado. Quería pensar que él podría salvarse y estar hoy conmigo. Fue una noche interminable. Las horas se hicieron lentas e insoportables. Y peor aún, ver la carita de Greta buscando a su hermanito por todas partes. Mi corazón sigue roto. Se quedó cojo. Ya no me late igual. Créanme, he oído esa frase horrible que dice: "no se de mala vida por eso, solo era un animalito". La gente sin corazón no entiende el dolor que se siente cuando un gatito o un perrito se nos va. Mi hermoso Tadeo me dio los días más bellos y las noches mas bonitas que yo pudiera tener. Él me vio llorar y reír. Me dio ánimo cuando estuve solo y encerrado. Me hizo pensar que yo era una buena persona y que podía ayudar a otros. Me acompañaba a pintar y a escribir y muchas veces me obligó a dar amor cuando lo único que sentía en mi corazón era odio y resentimiento. Me dio momentos únicos, fotografías bellísimas e instantes de ternura y compasión. Hablábamos mucho. Él me hablaba en gato y yo con paciencia le respondia...

Es difícil escribir cualquier cosa para él sin llorar. Muchas personas me han dicho cosas bonitas por su partida, me han animado y confortado. Y otras simplemente han demostrado lo que mucha abunda en sus vidas: vacío y desprecio.

Pero lo que si queda comprobado es que nunca nadie va a reemplazar su vida en mi vida. Que para mí no fue un simple animal: era mi amigo, quien guardaba mis secretos y me cuidaba cuando enfermaba. Era mi Princeso gato. Era lo más bonito que veía a diario y quien dormía a mi lado siempre. Era tantas cosas bonitas.

El día que se fue, ya había tenido dos paros y se había quedado sin aire. Me avisaron y volví de trabajar tan rápido como pude. Él me espero, estoy seguro de eso. Volvió a tener otro paro más y trate de reanimarlo. Lo lleve hasta mi cama y ahí los dos lloramos. Lo único que atiné a decirle es que si ya era hora de que se fuera, yo lo entendía, ya había luchado demasiado. Por un instante solo lloramos. Y como señal divina el cielo también lloró grandes gotas.

Te amo mi buen Tadeo Lindoro. Eras demasiado puro para  estar aquí. Gracias por las tardes de ópera, por las mil fotos. Por secar mis lágrimas y por verte cazar juguetes. Por tu juego de perseguir tu cola y por esa manera tan dulce de ser. Por comer zanahorias conmigo y Greta. Por cuidarla y defenderla. Mil gracias.

Espero de corazón verte alguna vez en el futuro. Tal vez así vuelvas a sentarte sobre mis piernas y podamos charlar  más.



Comentarios

  1. Cuando una mascota muere en tus brazos logras entender lo delicada y frágil que puede ser la vida, ese gran compañero Tadeo Lindoro fue una bendición enviada desde el cielo... Ya encontró el camino a casa, solo quedan los gratos recuerdos que se convierten en un gran tesoro.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares